VIVIR ENTRE
Instalación multimedia sobre la vivencia migratoria
MARIANELLA (URUGUAY)
MARIANELLA: Marianela es una mujer de actualmente 65 años. Con una trayectoria de vida como la de cualquier otra mujer, con sus dificultades y sus luchas. Evidentemente marcada por el contexto en el que a cada una nos toca nacer, y a partir de ahí lo que vas pudiendo hacer con las herramientas que vas que vas adquiriendo en el tránsito ¿no? de esa vida. Y Marianella nace en un hogar con papá, mamá, de una familia bastante acomodada en Montevideo, Uruguay. Con unos abuelos con una situación económica muy solvente, con unos padres que eran muy jóvenes. Mi madre tenía 16 años cuando se casó con mi papá. Mi papá tenía 27 y eran un ejemplo de…de jóvenes de aquella generación, criados entre algodones con muchas este, muchos estudios ¿no? Mi mamá estudiaba piano tenía sus estudios hasta el liceo terminado, que era lo que en aquella época iba a ser magisterio, que al final no lo hizo, y ahí quedó su vida con el matrimonio un poco truncada, en el sentido de la continuidad de su vida como ella misma ¿no? Además mi madre era una hija adoptiva, por lo tanto también tenía la carga de esa, de esa otra vida que no, que no conocía demasiado, porque en aquélla época no era lo mismo adoptar que ahora. Entonces alguien que adoptaba estaba como eh… sobreentendido que era una pareja que ella tenia dificultades para tener hijos. En general la culpa siempre era de la mujer, aunque no había estudios que determinarán nada ¿no? Porque simplementesi la mujer no quedaba embarazada era porque no podía tener hijos.
ÁNGELA: Porque no era fértil...
MARIANELLA: No era fértil y ya está. Y eso condicionaba un poco ...
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: Las adopciones en el sentido de bueno... de esas dificultades ¿no? Y mis padres bueno, se casan pero a los 4 años se separan. En una separación muy, este, muy violenta, de mucha, mucha discusión, de mucho agravio entre ellos, de no encontraban su lugar. Todas estas son cosas que luego las vas razonando y madurando ¿no? Por supuesto que yo con 4 años, lo único que visualizaba eran las peleas de mis padres, las intervenciones de la familia, que venían y hacían todo una especie de... macroshow ¿no? De…qué pasó, que no sé qué, y los interrogatorios. Que eso sí, algunos recuerdos tengo, aún de esas situaciones. Y mis padres se separan. Cuando mis padres se separan, mi padre ya era militante de movimientos de izquierda, que en ese momento había mucho grupos incipientes de lucha por el salario, por la educación, por la vida digna. América Latina era una ebullición de esos procesos que se daban en la sociedad, y mi madre, bueno, queda un poco desnorteada en ese momento. Se va a vivir con mi abuela, fallece mi abuelo, que era el pilar un poco de la familia materna, mi abuela queda muy tocada con esa muerte de golpe, de un infarto masivo que hace mi abuelo. Y, eh, a pesar de que, bueno, de que tenía una fortuna considerable, que le podía permitirle seguir sosteniendo la vida, eh, está muy sola para gestionar todo eso. Contrata un escribano que se le queda con la mitad de las propiedades.
Este le, bueno, le introduce en el mundo fraudulento de todos estos trámites ilegales que se hacen muchas veces sacando ventajas de las mujeres solas, viudas ¿no? Que no tienen apoyo familiar, y bueno, mi abuela queda con muchos menos recursos de los que tenía. Y con mi hermana y yo, porque mi madre al final decide ir a buscar a su familia materna y se va de casa. Entonces, bueno, en ese ínterin mi padre está preso un tiempo, después sale, eh, bueno yo empiezo ahí... Mi infancia con preguntas, que no tienen muchas respuestas porque evidentemente mi abuela es una mujer muy limitada desde el punto de vista intelectual. Era una mujer que tenía segundo año de escuela, que conoció a mi abuelo, y mi abuelo hizo mucho dinero en aquél momento, pero ella se manejaba con muy pocas herramientas a nivel intelectual. Todo lo que para ella implica un esfuerzo eh... que remueva todo lo que, lo que ha sido su vida...
Que también tuvo una vida muy, muy jodida de pequeña, al final lo equilibra poniéndose en esa situación de yo voy a poder con todo, yo soy la super mujer. Yo tengo que sacar adelante a mis nietas y ahora esta es mi tarea vital. Y en esa tarea vital se le va la vida ¿no? Yo en esos momentos sufro una enfermedad, que no se sabe mucho bien por qué vino, pero este, tuve una enfermedad. Una fiebre reumática, que es una enfermedad infecciosa bastante jorobada si no se agarra a tiempo, y que puede tener connotaciones después, de secuelas, bastante importantes para el resto de la vida que, por suerte, no las tengo porque mi abuela, al asumir esa tarea vital de cuidarnos este, utilizó todas las herramientas que tenía.
ÁNGELA: A su disposición…
MARIANELLA: Que tenía, que podía poner, y que muchas eran también su poder económico para poder pagar médicos privados, conseguir medicamentos, eh, que yo pudiera tener las condiciones necesarias para recuperar, y en eso se le va otra buena parte de lo que ella tenía un poco ahí ahorrado, pero yo salgo adelante.
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: Entonces eso ella no lo … Lo valora desde su punto de vista de haber podido. Y bueno, ahí ya me recupero y empiezo el cole, perdí primer año de cole por eso mismo, pero lo aprobé igual porque tuve una maestra que después de dar clase, como la escuela estaba muy cerca de casa, venía a mi casa todos los días, a hacerme hacer la tarea, y a leerme, y a ponerme un poco al día. Y la verdad que eso también lo valoro muchísimo, porque era una vecina que no tenía por qué hacerlo, pero entendiendo la situación de mi abuela, la nuestra, y todo lo demás, apechugó con eso y para mí fue fundamental ¿no?
ÁNGELA: Seguro.
MARIANELLA: Este bueno, pues mi hermana pequeña estaba conmigo, que tenía en ese momento, un año, era recién nacida mi hermana cuando mis padres dicen que se separan… y yo me hago un poco cargo de esa, de esa hermana pequeña ¿no?
ÁNGELA: Asumes el rol de cuidadora…
MARIANELLA: Somos muy unidas, manejamos ahí un … Hemos tenido al final una infancia muy llena de juegos. Éramos las dos de jugar muchísimo, a mí siempre me gustó jugar y, y jugaba mucho. Me inventaba juegos, me inventaba cosas para hacer. Juego descabellados, había un momento que yo decía cuando lo pienso ahora… digo bueno.
ÁNGELA: A tope de imaginación. Mente inquieta.
MARIANELLA: Nos entreteníamos mucho porque también estábamos mucho en casa, porque mi abuela tenía mucho miedo de que nos pasara algo, sentía esa doble responsabilidad, de esa crianza en soledad. Mi padre ahí ya, al poco tiempo, marchó al exilio a Canada. Primero estuvo en Brasil y después se fue a Canada. Y mi madre recomenzó otra nueva vida, lejos de casa, eh…. Y bueno, nosotras nos criamos un poco en esa ignorancia de qué era todo lo que pasaba a nuestro alrededor, con muchas preguntas que no hacíamos… eh…pero que, que bueno, que nos mantuvo un poco entretenidas en relación a … a esos sentimientos de, de repente soledad, que los … no sé… yo los recuerdo ahora con mucho cariño. Son momentos que….sí me habrán marcado, lo hablamos a veces con mi hermana. Nos han marcado unas infancias un poco desestructuradas, o, pero, sin embargo, los recuerdos que tenemos son de jugar mucho, de divertirnos mucho, de reírnos mucho, y de encontrar esos espacios de nosotras en los que mi abuela, eso sí, nos daba mucha libertad cuando estábamos dentro de casa. La casa era nuestra, los espacios eran nuestros, teníamos que cumplir unas normas ¿no? De decir, recoger, de…bueno las normas de…
ÁNGELA: De convivencia con una abuela ¿ no?
MARIANELLA: Eso es. Con una abuela que era muy estricta, y después bueno también nos hacía estudiar mucho. Yo también tenía que estudiar piano, evidentemente, porque mi madre lo había dejado ¿ no?
ÁNGELA: Todo ese legado…
MARIANELLA: Entonces yo tenía que terminarlo… Y yo tenía que hacer magisterio porque como mi madre no lo había podido hacer, tenia que hacerlo yo, que no lo hice, por supuesto. Este, y bueno, en esa… En esa dinámica de vida, de infancia, de escuela, y de barrio…
ÁNGELA: Creciste.
MARIANELLA: Mucho barrio, que eso también vivíamos en un barrio de muchas niñas y niños, de muchas familias migrantes.
ÁNGELA: ¿Estuviste en esa casa de la abuela hasta qué edad Marianella?
MARIANELLA: Estuve ahí hasta los… hasta que me casé.
ÁNGELA: O sea que también la adolescencia…
MARIANELLA: Hasta que me casé con 16 años, igual que mi madre. Increíble¿ no? Como se repiten los patrones. Me caso también … Era estudiante, iba al liceo, ya militaba también en el frente estudiantil, porque obviamente era el … yo empecé el instituto, el liceo, en los años 70, que era, bueno…
ÁNGELA: Ebullición en América Latina.
MARIANELLA: Una época muy especial para la juventud de América Latina, para la gente en general, pero la juventud… fue una época que te marcaba mucho ¿no? Entonces tenías que estar muy politizada, sí o sí, porque la mayoría de familias tenían ehhh… personas en, o madres, o padres, o hermanos, o primos, que estaban en movimientos estudiantes, o sindicales, o comunitarios, o ¿ no? Se estaba gestando todo el proceso hacía la izquierda de una país que siempre había sido eh… Siempre había tenido dos partido únicos ¿no? O políticos, y ese bipartidismo se estaba rompiendo. América Latina y EEUU, sobre todo, condicionaban un poco el rumbo de lo que, de lo que fueron esos años… esos movimientos de esos años. Y bueno, yo conozco, me enamoro tremendamente con 16 años de un chico también de una familia muy peculiar. Eh, con mucha dificultades económicas, con mucha soledad, y bueno, me agarro a él como una piraña ¿no?, como suele pasar cuando estas en esa situaciones. Eh, me sentía muy, muy querida, muy protegida, muy pendiente de mí. Muy que al final lo que estaba era vigilada, saturada, pero bueno.
ÁNGELA: Lo veías desde ese lugar en ese momento.
MARIANELLA: En ese momento yo lo veía sí, como alguien que me cuidaba, que me sostenía, que me podía dar una vida diferente. Mi propia familia, mi propia historia. Y este, y decidimos eso, casarnos, vamos, en unos meses… eh… Nos casamos, y bueno, mi prioridad era estar con mi padre, que era una figura que yo, eh… Había vuelto del exilio justo un par de años antes, cuando yo tenía trece años vuelve mi padre del exilio, y ahí se me abre un mundo que yo desconocía también. Por eso me pongo a militar, empieza mi padre a llevarme al teatro, a mítines, a charlas, a encuentros, a… conozco un montón de gente de la cultura de Montevideo de aquélla época alternativa.
ÁNGELA: Sí, además en una edad en la que estás construyendo tu identidad ¿quién soy? Y ahí todos esos contactos son los que también te hacen removerte….
MARIANELLA: Exacto. Y mi padre era como que esa figura inmensa, que reaparecía, desconocida prácticamente pues se había ido cuando yo tenía 8 años y… nos habíamos escrito, nos hablabamos por … pero claro no teníamos las herramientas de ahora, ni el internet, ni el WhatsApp, ni la videollamada, ni la foto fácil, ni nada de eso. Entonces era una relación construida a base de cartas. Nos escribimos mucho, este, todos los meses recibíamos carta, y yo a él. Nos llamábamos por teléfono una vez al mes y seguimos manteniendo ese vínculo de contarnos qué hacíamos, cómo era nuestra vida, qué… Bueno y eso me marcó mucho evidentemente. Con mi madre tuve una relación diferente. Mi madre se alejó, su sentimiento de culpa por habernos dejado fue muy fuerte en ella. Lo vivió con muchísima culpa, y muchísima soledad, con mucha angustia que le pagó factura luego en la vida. Tuvo cinco hijos más, e hijas, que son mis hermanas y hermanos que están en estos momentos todas desparramadas por el mundo. Este…. que bueno, que creo que es un poco lo que marca nuestra familia ¿no? También somos hijas de personas que migraron, nietas de migrantes, o sea… todo está un poco marcado por ese rumbo incierto familiar que …
ÁNGELA: De deriva…
MARIANELLA: Tenías que estar acá, como de pronto te tenías que ir para otro lado.
ÁNGELA: Y en tu caso Nela…
MARIANELLA: Y ahí yo me voy para Buenos Aires, porque mi padre después de Canadá se da el golpe de estado en Uruguay y tiene que volver a salir pitando para Argentina. Eh, por las dudas, porque estaba requerido otra vez y se refugia en Buenos Aires, previo al golpe argentino. Y como ya estaban coordinadas las.. la triple alianza, y todas estas fuerzas de seguridad latinoamericanas…eh, está un poco escondido en Argentina, con persecución también. Y yo, sin pensar en nada de eso… mi único objetivo era estar con mi padre y retomar mi vida ya casada y libre, y no sé qué. Me voy a Argentina y me tengo que volver a los tres meses repatriada. Porque también sufría persecución, y un día me venían a buscar con un arma a casa, a decirme que me tenía que ir, hasta que mi padre me dijo que bueno, que no tenía dinero para el billete, yo tampoco evidentemente, que fuera al consulado y pidiera la repatriación, explicara toda la situación y me repatrió el consulado de Uruguay… a Montevideo. Eso recién casada. En todo este ínterin de todo este proceso a Argentina me entero un poco, de que…mi compañero, mi actual marido, este, había militado con grupos de derecha estudiantiles. Eh.. yo no me lo podía creer, era como que me desbordaba toda aquélla situación. Y bueno, ahí lo hablamos, pero como todo ¿no? Él se había desvinculado de todo eso, perdones, llantos. “Mi vida es contigo”, bueno, todas esas historias que se repiten tanto en la vida de las mujeres.
ÁNGELA: Totalmente.
MARIANELLA: Sobre todo cuando tenéis una vida tan inestable ¿no? Y buscas seguridades. Y bueno continuo con esa… Quedo embarazada de mi primera hija y por supuesto que ahí ya todo lo ocupaba esa posibilidad de criar a mi propia hija. De darle una vida diferente, todo eso que pensamos ¿no? Pero bueno, fue una vida muy precaria, la de casada. Estuve ocho años casada con esta persona. Padre de mis tres primeras hijas, eh, bueno había muchas. …Vivimos muchas dificultades económicas, muchas dificultades de insostenibilidad de la vida en todos los sentidos. Eh… discusiones, peleas, bueno… fue una vida muy angustiante hasta que al final decido, ya embarazada de mi tercer hija, decido ponerle final. Eh… nadie lo podía entender porque, no se podía entender que con ..embarazada de mi tercera hija dejara la relación, pero yo ya no podía vivir así, así que ….Él no se quería ir evidentemente. No podía sacarlo de casa, hasta que hablé con su madre. Yo tenia una bastante buena relación con sus padres. Me valoraban mucho, me querían. Eh, y bueno, sus padres lo vinieron a buscar y así un poco… Pero bueno, yo viví ahí en mi casa, porque mi abuela…. La había quedado un apartamento que tenía alquilado, libre. Yo me fui a vivir ahí con mis hijas, pero no me pude quedar mucho tiempo. Me tuve que volver a ir a …volver a mi cuarto de soltera en casa de mi abuela porque empezó la persecución. Él venía todos los días, empezó a tomar alcohol, me golpeaba las puertas, las ventanas, venía de madrugada. Una vez me hizo una denuncia en comisaria. Me llevaron por adulterio, yo que sé, esas cosas que…Hoy las puedo contar.
ÁNGELA: Que hoy lo puedes contar pero que en su momento todo lo que implica…
MARIANELLA: En su momento implicaron mucha, mucho..
ÁNGELA: Mucho malestar…
MARIANELLA: Y con dos hijas pequeñas y una recién nacida ¿no?
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: Este, entonces, tuve que refugiarme en casa de mi abuela y empiezo a buscar trabajo, que ya estábamos en pleno golpe de estado, también. En plena dictadura. No era fácil. Había un desmantelamiento del aparato protector …
ÁNGELA: Del estado…
MARIANELLA: Que había sido siempre el estado, en un país como Uruguay, que siempre tuvo un estado bastante fuerte, con unas leyes sociales…
ÁNGELA: Fuerte a nivel de política pública ¿no?
MARIANELLA: Sí, sí, a nivel de políticas publicas: de educación libre, laica… O sea…
ÁNGELA: Sí, sí.
MARIANELLA: Era un país muy avanzado en América Latina.
ÁNGELA: En ese sentido ha sido un ejemplo ¿ no?
MARIANELLA: Sí, sí, lo ha sido. Y, bueno, eso también contribuía a que, claro, al ir desmantelándose todo eso se produjeran más estallidos sociales y más… que después derivaron en el derrocamiento de la dictadura, que la derrocó la gente, digamos. Ó sea, el pueblo en la calle pudo…
ÁNGELA: La contestación social.
MARIANELLA: Pudo combatirla sí. Sí, pero bueno, pero de tres millones de uruguayos en Uruguay quedaron no llegábamos a dos millones. El resto fuera: exiliados, desaparecidos, presos, muertos. O sea fue…
ÁNGELA: Fue en ese momento en el que tú también sales del país ¿ no?
MARIANELLA: Sí, sí. Bueno no, todavía no. Yo ahí viviendo en la casa de mi abuela no consigo trabajo. Me pongo a trabajar por mi cuenta que era lo que ya venía haciendo. Yo hacía artesanía, entonces montaba en mercados, en ferias… Eso también me permitía llevar a mis hijas, entonces no a todas, porque claro con tres no era muy fácil ir a montar.
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: Pero una podía dejar en algún lado. Entonces dejaba una en casa de una amiga… o en casa de mi abuela, o con mi hermana, y este, a veces iba mi hermana conmigo, o mi hermano pequeño, que ya tenía vínculo con mis otros hermanos. Y bueno, ahí fui sorteando, pero era una precariedad y una angustia tremenda todo… Hasta que empiezo a dejar bueno, cv por todos lados, pero no me llamaban de ningún lado. Y esto que yo te digo fue en el año 75- 76 que yo recién tengo un trabajo decente digamos en el año 84. Previo a la caída de la dictadura ¿no? Mientras tanto tuve trabajos muy precarios. Entré en algún taller de confección de, de bueno, cuestiones de éstas. Y nada, y al final, me llaman un día de un centro de salud. Del sindicato de los médicos, que yo he presentado un cv por presentarlo. Y tenían una situación con una huelga muy grande, en uno de los sanatorios, y necesitaban personal urgente porque la huelga era por falta de personal justamente. Iban a tomar una tanda de gente contratada y me llamaron. Después ahí nos querían terminar los contratos. Se peleo por parte del sindicato que pudiéramos quedarnos, que éramos 12 personas contratadas, y que hacíamos falta. Bueno ganamos esa pelea, y me quedo con mi trabajo fijo por primera vez en … y con un sueldo digno digamos ¿no? Eh, ahí, bueno me voy. Decido irme de la casa de mi abuela con mis hijas y alquilo una casa más grande con la intención de acoger y apoyar otras mujeres solas que estuvieran en mi misma situación, que había muchas. Había muchas madres con padres eh… presos, o exiliados, o desaparecidos que habían salido del país y no se sabía nada de ellos. Y las mujeres habían quedado en esa soledad. Y bueno, y vivimos en una espacie de comunión de mujeres un par de años.
ÁNGELA: Conseguiste llevarlo adelante…
MARIANELLA: Sí, sí, conocí a mujeres muy poderosas ahí.
ÁNGELA: Seguro.
MARIANELLA: Nos acompañamos un tiempo. Era un poco locura porque estaba lleno de niños aquélla casa. Una se encargaba de la comida, la otra la ropa, la otra trabajaba… Poníamos los horarios, bueno … Fue una etapa de mucho, de mucho estrés, pero también de muchas satisfacciones…de cuidado entre nosotras, que nos aportó mucho para …. Bueno ahí yo conozco a un compañero de trabajo, de este centro de salud en el que empiezo a trabajar, empiezo una relación con él, y bueno, y termino a los dos años por ahí yéndome a convivir con él, en un piso más pequeño. Ya había dejado este proyecto. Una de las mujeres se había ido, la otra estaba ya buscando piso y bueno… Eh.. se deshace este proyecto y yo me voy a… Alquilo un apartamento muy pequeñito, que fue también una experiencia muy surrealista porque lo alquilé en verano y aparentemente estaba muy bien, y cuando llegó el invierno caía agua desde la azotea.
ÁNGELA: Que la luz del verano ocultaba ¿no?.
MARIANELLA: Sí, (risas). Fue tremendo, fue tremendo. Me acuerdo un día, mirá que estaba escuchando un disco de Joan Manuel Serrat. Me acuerdo que yo lo escuchaba mucho en aquélla época porque marcó mucho mi generación.
ÁNGELA: Sí.
MARIANELLA: De hecho conocí a muchos poetas españoles a través de Joan Manuel Serrat… Siempre vinculada a la poesía. Yo ya escribía desde muy pequeña, yo desde pequeña escribía, hacia dibujos, le ponía escritos, collage.
ÁNGELA: Creativa desde pequeña.
MARIANELLA: Sí, siempre estaba haciendo todo eso. Cuando me quedaba sola y tranquila, a veces me ponía a estudiar, y no me podía concentrar. Me tenía que poner a hacer algo creativo. Y bueno, y ahí en esa época este, ese día estaba ahí escuchando … Me levanté de madrugada, no podía dormir.. Me acuerdo que tenía que llevar a mi hija al médico, tenía que pedir en el trabajo. Tenía… bueno estaba con esta relación nueva empezando que… estaba todavía muy bien que no sabía qué hacer…
ÁNGELA: Por definir…
MARIANELLA: Que no sabía qué hacer, y este, y mis hijas estaba entrando en una edad en la que habían empezado a ver a su padre, porque su padre por un tiempo prácticamente no las veía, o las llevaba algún día a casa de los abuelos, pero se quedaban a cargo los abuelos. Él estaba un poco desvinculado, pero en esa época había conseguido un empleo. Yo le estaba peleando la retención, que a este ese momento no me había ayudado con nada. Y bueno, un fin de semana sí uno no se las llevaba para la casa de sus padres. Y bueno, yo estaba un poco rabiosa porque ahí me había bueno, me había jodido con unas compras que había hecho, y me las quería descontar de la retención… bueno, historias, de estas que no tenían mucho sentido. Pero bueno, estaba con la cabeza muy llena de cosas. Y me pongo a escuchar un disco de Serrat y me preparo un mate obviamente, que es lo que te ayuda a reflexionar, en nuestra cultura digamos. Es un elemento fundamental. Y me preparo un mate sola, me pongo un tocadiscos pequeño que tenía, de estos de pila. Me pongo el disco de Serrat. Una tormenta, unos rayos, y cuando estoy ahí en aquella minúscula cocina. Que no era nada, era una mesa, con una cortinita, una mesa de madera, y poco más. Este, ni siquiera cocina. Yo tenía una bombona de gas con la que cocinaba. Y se abre la banderola de la cocina. Se había inundado la cocina. Y se me cae toda la riada encima de la cocina. Y eso fue a las tres y media de la mañana de un día de invierno tremendo. Yo tenía que entrar a las 6 de la mañana a trabajar. Bueno, al final tuve que ir al trabajo, avisar a los vecinos. Bueno, bueno. Y a partir dije: “ me tengo que ir de acá”. Entonces bueno, este compañero me estaba proponiendo de vivir juntos, no sé qué. Al final dije: ” ¡ ya está, a la mierda, qué voy a hacer! Esto es lo que hay. Y me voy a convivir con él. Y a los dos años de convivir con él, quedo embaraza de mi hija Gimena, que es … Tengo 4 hijas, y Gimena es la más pequeña, y bueno… tuve una convivencia con él de 17 años, casi 18, y ahí este, tomamos la decisión por muchas historias también, y muchas dificultades vividas en esos 18 años, que fueron muy difíciles, también. Eh, otra vez vuelvo a caer en esta red de… de que alguien tenía que hablar por mí , alguien tenía que decidir por mí, que yo no era capaz de hacer las cosas mejor, porque por todo lo que había vivido, que eso me condicionaba, que tenía que escucharlo a él, que tenía que dejar un poco que dirigiera mi vida ¿no? Y vuelvo a caer en esa trampa ¿no? Pero claro, esta vez, con el añadido de que tenés cuatro hijas para criar, este, un trabajo estable sí, pero que también te planteaba las dificultades de aquél momento. De empezar con la pelea sindical, que también el trabajo feminista, que empezaba la primera asamblea mujeres en Uruguay, bueno que todo esto estaba muy revuelto y ahí… Bueno, se da el corralito en Argentina.
ÁNGELA: Sí, si, me acuerdo.
MARIANELLA: Esta situación económica brutal, que determina en parte la crisis laboral que se produce en Uruguay. A partir de ahí, por la relevancia que tiene Argentina en nuestra economía, y bueno, se cae todo el mundo económico. Y justo en ese momento yo lo que estaba cobrando, la mitad se me iba en pagos de cooperativa, de vales, de alimentación, de ropa, de… no sé qué, que teníamos convenios. Sí, es brutal, ¿no? (Miramos el reloj y vemos que ha pasado media hora desde el comienzo de la entrevista)
ÁNGELA: Una vida no se recoge en…
MARIANELLA: Exacto, y eso que estoy resumiendo, intentando.
ÁNGELA: Una vida es extensa y han pasado muchas cosas en tu vida…
MARIANELLA: Muchas cosas, muchas cosas. Y bueno, y ahí al final este, eh, gano un juicio a la empresa ésta donde trabajaba, este sindicato de médicos, porque yo había tenido un accidente. En ese ínterin yo tuve muchas enfermedades. Se ve que empecé a somatizar cosas que no podía mi cuerpo resolver y quebraba por algún lado. Entonces hice como 3 o 4 cólicos nefríticos, estuve ingresada por ello, y …
ÁNGELA: Te repercutió verdaderamente en tu salud.
MARIANELLA: Y estuve ingresada 15 días casi, casi me agarra la meninge, porque fue la parte de la nuca. Eh, me quemé, tuve una quemadura impresionante en una pierna, se me cayó una cazuela, eh, hice una tendinitis que no podía mover el brazo, eh, y tengo un accidente laboral para cerrar este episodio. Entonces con el accidente laboral tengo … estuve bueno, casi me operan de la columna, que al final no lo permití y … me mantuve firme ahí, en recuperarme. Lo logré, después de muchos meses, rehabilitaciones, pa, pa, pa. Todo esto con mis cuatro hijas, con todo esto… Este… y ahí cuando ya me siento recuperada eh, empiezo en el trabajo con los problemas de que no se me reconoce el cargo que me habían dado por ubicación por enfermedad. Por el accidente laboral había tareas que ya no podía cumplir. Entonces frente a esto, hago una reclamación con las abogadas del sindicato y pasados 6 años me reconocen este derecho. Gano un juicio importante, de relevancia en ese momento para lo que era la actividad laboral ¿ no? Que era muy importante para lo que fue después, otras reclamaciones. Marcó un precedente digamos, y bueno, me lo pagan muy bien. Había cobrado en aquélla época 8000 dólares, por esa reclamación, que me la pagaban retroactiva, de estas diferencias. Y yo decido venir a ver a una de mis hijas, que ya estaba en España, porque bueno en todo eso la vida de mis hijas y yo… eh, sigue adelante, con sus más y sus menos, sus dificultades también, obviamente. Y me vengo para España a visitar a mi hija y a mi nieta que tenía cuatro años. Y a partir de ahí mi cabeza empieza y ¿ por qué no? Por qué no cambiar dejar todo aquello y salir un poco de la precariedad que ahí estábamos, ya te digo, en el momento de la tablita, y nos estaban pagando parte del salario con vales de comida, vales de transporte, nunca sabías lo que cobrabas…
ÁNGELA: Cuánto ibas a cobrar.
MARIANELLA: Al final tenías un trabajo fijo pero era igual todo precario. Y ahí me decido a venir a España. Vengo a visitarla a ella con mis hijas. Pilló ahí.
ÁNGELA: ¿Estamos hablando del año Marianella?
MARIANELLA: Del año 2000.
ÁNGELA: O sea que ya llevas … 22 años aquí.
MARIANELLA: Sí.
ÁNGELA: Que es ya una experiencia… Que justo, yo te quería preguntar, ¿ Qué ha supuesto para ti esta experiencia de vivir entre? Todo esto que me has contado de toda esa vida que tú viviste en Montevideo ¿ no? Que te ha constituido, y luego también la experiencia de tener aquí otra vida. ¿ ¿Cómo ha sido para ti, o sigue siendo vivir entre?
MARIANELLA: Cuando yo decido venir en realidad no pensé demasiado muchas cosas ¿no? No le di muchas vueltas. Tenía mi hija y mi nieta acá. Había estado y me había sentido muy bien. Me había gustado todo lo que había visto. Claro, es tan diferente ¿no? Cuando tú llegas acostumbrada a un este, a una ciudad, en la que el ritmo es bastante vertiginoso, en Montevideo ¿no? Una ciudad muy grande, con muchas zonas, este, marginales, y pobres, pero también con una vida muy bullente en actividad. En transporte público para acá y para allá…Bueno vengo acá y como que claro, vengo a caer a Torrelavega, por esas cosas de la vida. Y Torrelavega es una ciudad pequeña, con un ritmo mucho más tranquilo, donde podías … Tus hijos podían ir caminando a los sitios, donde podías salir sola y no pasaba nada, donde … Entonces todo eso hace que diga bueno ¿ por qué no? y decido renunciar al trabajo, vender el piso que tenía, este, y con ese dinero venirme y que fuera lo que fuera en ese sentido. También este, reconozco el privilegio, que lo reconoces acá, de venir con una historia detrás de haber batallado muchas dificultades entonces… estar más preparada para otras cosas ¿no?
Sentirte también tratada diferente por venir de donde venís. No hubiera sido lo mismo si yo hubiera sido seguramente peruana con rasgos indígenas, o africana con…¿ no?
ÁNGELA: Totalmente.
MARIANELLA: Yo venía de descendencia española. Mi mestizaje familiar hay de todo, pero casi todo europeo. Este, hablo la misma lengua ¿no? Culturalmente tenemos muchas cosas en común, y bueno todo eso, vos pensá que también contribuye a que no te sientas tan jodida ¿ no? También es verdad que cuando yo llegué la migración más masiva recién empezaba. Sobre todo las ciudades como Torrelavega.
ÁNGELA: Claro, Torrelavega hace 20 años…Ha cambiado muchísimo.
MARIANELLA: Claro, no había casi gente migrante. Yo recuerdo salir con el mate y el termo y pararme la policía para preguntarme qué llevaba yo allí. Y a decirme que lo tomara en la soledad de mi casa y en privado, que había niñas y niños en la calle ¿ sabes?
ÁNGELA: Claro, esta conducta que me recuerda a otra de las preguntas que te quería hacer, y es la de ¿en qué sentido la frontera se ha encarnado en tu cuerpo?, y ¿cómo las políticas migratorias han tenido impacto?
MARIANELLA: Mucho porque vos no terminas nunca de sentirte eh… nunca terminas de sentirte ciudadana de ese lugar. Te sentís integrada en muchos aspectos, después de 22 años eh, mi hijo pequeño, que esa es otra historia no contada, pero que bueno, que está ahí, que tengo un hijo pequeño también. Y mi hija que vino adolescente, eh, estudiaron acá, hicieron su vida acá, la que vivía acá, entonces todo eso también te lleva a sentirte un poco más parte de todos los procesos que tiene esta comunidad europea o de costumbres también muy distintas. Pero esa dificultad con la que te encontrás, de poder ser reconocida, a nivel laboral, eh, yo durante todo esos procesos de años en lo que …. He contado un poco mi vida más íntima digamos, siempre estuve estudiando y haciendo cursos. Estudié educación en primera infancia, estudié teatro, estudié cestería, estudié joyería, estudié…
ÁNGELA: Diversidad de cosas.
MARIANELLA: Diversidad de cosas. Estudié educación alimentaria… Todas cosas que me fueron permitiendo ascender en el trabajo que tenía en aquél momento y buscarme la vida con otras cosas, porque en Uruguay, como ahora pasa acá, con un trabajo solo no mantenés a una familia. Y cuando yo me vengo, además, yo me vengo casada con un Español, porque el padre de mi hija Gimena era hijo de españoles y se había sacado su nacionalidad. Entonces yo entro como esposa de un español, eso me permite tener mi residencia comunitaria en otras condiciones que si hubiera venido sola.
ÁNGELA: Totalmente.
MARIANELLA: Entonces todo eso lo empiezo a…
ÁNGELA: A experimentar…
MARIANELLA: A ver, y a darme cuenta ¿no? Pero también me doy cuenta que, a pesar de esa ventaja, digamos, de tener esa facilidades, eh, simplemente por lo injustas que son las leyes migratorias, y por las dificultades de una sociedad que también, que tiene muy marcado su, no sé si es su carácter, eh, no voy a decir la palabra racista mal dicha, no quiero decir eso porque también durante estos años he conocido gente maravillosa y que han marcado mi vida de una forma que no sería la misma sin haberlas tenido en mi vida. Eso yo lo valoro tremendamente. Los privilegios que he tenido de estar en esos lugares, en esos momentos, y haber coincidido con esas personas, como tú, por ejemplo, y otras muchas. Pero sí que siempre sentías ese rechazo, no rechazo, pero si eso : “ pero tú no eres de acá” Ácá esto es así, así, así”. Sí, vale, no pasa nada, yo puedo adaptarme …
ÁNGELA: Mezclémonos.
MARIANELLA: Pero también está bueno que lo que yo traiga…
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: También sea valorado acá como algo que se trae para enriquecer, y no para decir acá estoy yo y quiero imponer.
ÁNGELA: Sí, tiene que ver con entender que esa manera es la “ buena” ¿ no? Y las otras demás, las otrerades, son las que se tienen que ajustar a lo que hay aquí ¿ no?
MARIANELLA: Exacto.
ÁNGELA: Es una visión que deja entrever mucho todo nuestro pasado colonial.
MARIANELLA: Exactamente. El colonialismo sigue ahí marcando un poco. Porque además cuando te dan un lugar, es como que… Yo ahora ya me siento de otra forma ¿eh? Yo te digo los primero años sobre todo, ahora siento otras cosas, y otras rabias, pero ya también como ciudadana de acá…
ÁNGELA: Claro. Hay un arraigo.
MARIANELLA: Yo formo parte de esta sociedad, y de estas dificultades. En aquel momento yo no formaba parte. Entonces, yo me acuerdo un día, que estaba trabajando en hostelería, que fue uno de los primeros trabajos que tuve, y que, bueno, tuve la mala suerte en ese lugar en concreto, porque después en otro trabajé mejor, pero en ese lugar en concreto había un mal ambiente laboral, una … Y yo claro, era mi primer trabajo en hostelería, y yo no entendía qué era lo que pasaba ¿ no? Y tampoco entendía por qué estaba acá. Y en algún momento decía: “ ¿ Pero por qué estoy acá? Porque además cuando llegó, todo eso que yo traía, de toda esa relación que yo tengo con el padre de mi hija, que yo no ubicaba demasiado de que estaba cayendo de nuevo en eso de que alguien tiene que hacer por mí, porque yo sola no puedo nada, ni voy a poder nada, tengo que estar con alguien, sí o sí, para que resuelva esto por mí. Este, me separo aquí ¿no? Cuando llego acá me doy cuenta de que no. De que … Y además siento que el haber podido dar el pasó, sentí en aquel momento, que haber podido dar el paso de romper con aquellos vínculos tan importantes para mi vida, como fueron también mis sindicatos, mis compañeros de asamblea, la parte familiar que me sostuvo, hijas que dejaba allí, que… Que haber hecho eso me había dado a mí una seguridad de que me podía equivocar. Si me tenía que equivocar, pues ya asumiría eso, vería cómo salir del tema, pero que tenía que asumir los riesgos siempre de toda…
ÁNGELA: Tal vez, por todo lo que me llevas contando, ese es el momento en que dices, bueno pues ahora puedo equivocarme, pero voy a equivocarme yo, que nadie piense por mí y me organice la vida. Ese click que te fortaleció para ser autónoma. Autónoma entre comillas, porque siempre somos seres que dependemos de otras personas, pero no en clave de esa pareja, vamos a decir, en la que había una asimetría de poder, y que limita tu vida ¿ no?
MARIANELLA: sí, sí, Y ahí ya te digo, ese día que venía de trabajar, me acuerdo que bajaba la cuesta de Tanos. Vivía en Tanos, en Torrelavega, el primer, la primera época. Y me venía en la cuesta, y me puse a llorar, sin más, porque tenía muchas ganas de llorar. Estaba muy cansada, muy angustiada, y me siento en un muro para no llegar a mi casa así. Porque a veces se despertaban cuando yo llegaba, entonces no quería que me viesen llegar tan mal. Me siento ahí un poco a respirar, miro para arriba, y cuando miro para arriba, empiezo a buscar las constelaciones conocidas. Y no las encuentro. Y eso fue como un marcar ¿ no? Joder Marianella estás en otro hemisferio ya, o sea…
ÁNGELA: Un punto de inflexión.
MARIANELLA: Sí, un punto de inflexión. Fue darme cuenta de que en realidad no era solamente que estaba en otro espacio temporal y en otro, no. Estaba geográficamente en otro punto del mapa, en otra manera de entender la vida, en otra sociedad. En otra forma de, en otra mirada de ver las cosas, y que evidentemente me iba a costar muchísimo adaptarme a eso. A pesar de todas las ventajas y todos los privilegios que sí asumía que tenía. Pero entendí todas las dificultades que eso conllevaba no? El darte cuenta de que no reconocés eso, espacios, personas, mmm caras, fechas, eh, cielos, construcciones, o sea…
ÁNGELA: Las referencias.
MARIANELLA: Todo, todo. No tenías referencias de nada.
ÁNGELA: Claro.
MARIANELLA: Y ese día fue muy…Me acuerdo que subí y me duche, y prendí el ordenador para hablar con Messenger, que no había ni WhatsApp ni nada de esto, y a ver si estaba mi amiga conectada, que por el cambio horario de madrugada de acá, ella solía estar un rato. Y no estaba. Y …nada, me preparé un mate y me puse a caminar por el piso. Y a acordarme de todas las cosas que había vivido, y de todo lo que dije, bueno, habrá que pelearla acá también. Y pues ya está, pero por lo menos, este, tengo un espacio que lo siento mío, y que iré construyendo poco a poco porque era… Yo llegaba a mi casa y no encontraba un lugar mío. No encontraba un lugar donde sentarme a escribir, no encontraba un lugar donde poner un adorno. Y no era que no …No era mi casa, no terminaba de encontrar mi espacio. Hasta que empecé a eso, también. A hacer lo que yo hacia mucho en Montevideo de cambiar las cosas de lugar, de hacer unos huecos.
ÁNGELA: A hacer tu espacio.
MARIANELLA: Con los que yo me sentía identificada. Bueno este es el hueco de tomar mate. Acá me siento mejor para leer. Acá, no sé qué. Acá hago la tarea con mis hijas. Bueno recién ahí empecé a acomodar esos espacios ¿ no? Que en realidad no eran espacios físicos, era espacios internos que yo tenía que reacomodar ¿no? Para sentirme que de alguna manera estaba formando parte de esto. Bueno, y a partir de ahí muchas cosas. Son 22 años. Es muchas experiencias, de mucha este…
ÁNGELA: Por todo lo que vienes diciendo, yo creo que Marianella hay una parte que es totalmente vivir entre, ¿no? Todo aquello que dejas atrás, y luego también todo el arraigo que tienes a este territorio ¿ no? A esta cultura también… Pero…no sé si ahora en tu caso sigue teniendo sentido la pregunta que te iba a hacer de …¿ qué significa ser una mujer latinoamericana en España?
MARIANELLA: Sí, sí, sigue teniendo sentido. Sí. Sigue teniéndolo porque hay… este.. Hay cuestiones que no tienen que ver.. Cuando a veces decimos somos de culturas diferentes ¿no? Seas de la cultura que seas, del lugar del mundo que seas, pero esa cultura eh, no es solamente, eh, las cosas que te gustan y no te gustan, o las que ya llevas impresas en tu ADN identitario y que siempre van a estar contigo, eh, es una manera de comprender que nunca vas a poder ser del todo de un lugar y que a pesar de eh, que…Eso me lo enseñaron también mis abuelas. Porque mis abuelas eran de aquí. Y ellas seguían hablando en gallego cuando se quedaba solas. Te estoy hablando de gente que llevaba cuarenta años en Uruguay. Y cuando te hablaban de la morriña que sentían, y que yo no la podía entender, la entendí después de muchos años. Y recuerdo que cuando vinieron acá una de estas mujeres a España después de 50 años creo… y no encontraron nada de su pueblo de origen en Coruña, y de su pueblo quedaban unas ruinas abandonadas no quisieron volver nunca más, porque ya no tenían sitio donde estar. Entonces yo creo que la identidad.. Yo seguramente si volviera hoy a Montevideo, igual no encontraría mi sitio tampoco. Ta. Eso son… Es un cosa en la que últimamente pienso mucho, en eso ¿ no?
ÁNGELA: Es interesante eso que planteas ¿ no? Esa identidad que se construye…
MARIANELLA: Está ligada a un espacio y a un tiempo ¿no? Que …. Y acá en este momento durante … Hubo todo una época en la que todo ese proceso igual… De tu identidad presente, de tu identidad pasada, se fusionaron mucho. Hoy por hoy, no sé si será por la edad, ¿ no? Que hay cosas que las repensás desde otro lado… Vuelvo a sentir territorio hostil en muchas cosas que antes no. Vuelvo a sentir esa hostilidad de este lugar que sí, me integra, que sí, me aporta, que sí me da, pero que también se está replanteando y está construyendo un identidad propia mucho más restrictiva en cuanto a la integración y a lo que es eh… El pensar en otras identidades como en algo potente que …
ÁNGELA: De riqueza y diversidad…
MARIANELLA: Riqueza y diversidad… A otra vez esta retracción de que no saben qué hacer con esta dificultad de…la transfronterización ésta que queremos de alguna manera plantear también desde muchos espacios latinos y racializados ¿ no?
Que no es yo necesito mi lugar… no, no. Este es mi lugar también, ¿ por qué no puede ser mi lugar? Este es mi lugar porque mi lugar es el mundo en el que vivo y el mundo en el que vivo como vives tú, o vive cualquiera, es un mundo totalmente cambiante en transformación permanente y que nos puede traer un día acá un día allá, pero que eso, no tiene que entenderse como pertenencia a un lugar, eh, con una identidad cerrada, o con … Y otra cosa también es que yo creo que hay como…cuando nosotras hacemos ese reclamo, desde los espacios racializados, eh, se vive desde el otro lado como con culpa. En las personas más conscientes ¿no?
ÁNGELA: Sí, sí.
MARIANELLA: No digo las que no son conscientes, pues como en todas partes. Pero las personas que son más conscientes, igual cuando se hablan estas cosas tenés que hablarlo desde un lugar que, a veces tenés que trabajarlo mucho porque… hay como.. un dolor ahí que no quiere atravesar, o una eh, una culpa que… sí que te atraviesa evidentemente ¿no? E históricamente, por contexto ¿ no? Como a mí, como a todas, pero que nosotras no creo que …cuando se habla de descolonizar, justamente de lo que se habla es de esta posibilidad eh, que queremos tener de poder sentirnos libres de, eh, de poder resignificar, y de que esa resignificación de esos espacios que compartimos puedan ser redescubiertos desde una potencia eh, liberadora. Para los dos….
ÁNGELA: Claro, claro.
MARIANELLA: Para las dos maneras de entender la identidad, o para las dos identidades, o para los dos contextos ¿no?
Entonces eso cuesta, a veces, cuando yo veo que hablamos de colonialidad y de lo que implica en Europa hoy, en la Europa occidental hoy para muchas personas migrantes. Eh, se entiende a veces como un ataque, o como un… Yo quiero que se reconozcan mi valor.. porque ustedes han, me han quitado esto, o me han, o no me han dejado no sé qué, o me siguen quitando, a partir de todo lo que sabemos que está ocurriendo ¿no? En los países tercermundistas, o como queramos llamarlo…
ÁNGELA: Sí, con todo el debate de las palabras.
MARIANELLA: Claro. Entonces yo creo que lo que tenemos que lograr es eso ¿ no? Una espacio eh, que nos permita sentir que esa resignificación busca una liberación de esas barreras y de esas culpas que ninguna tenemos. Ni yo de haber nacido donde nací, ni tú de haber nacido donde naciste, pero que están ligadas, sí o sí, por la deconstrucción de muchas maneras de entender la integración, y lo que realmente es sentirte de un lugar. Y creo que eso.
ÁNGELA: Qué interesante esto que dices.
MARIANELLA: Está otra vez en… como en … Está costando de nuevo. Hubo un momento en el que parecía que iba a ser mucho más sencillo. Lo digo por la experiencia personal y de otras compañeras ¿ no? Pensamos que eso iba a ser como mucho más sencillo, de producirse, y que las nuevas generaciones también, justamente, por la vinculación con… territorial, identitaria, con tantas culturas, con tanta gente diversa, iba a este, a no sentirse tan afectada por esta dificultad de asumir la responsabilidad que hay en todo esto. Porque tenemos responsabilidad todas, en resignificar estos espacios, en encontrar estas respuestas, y en no permitir que … Ni que se estigmatice las vidas, ni que se precaricen de la forma en la que se están haciendo. Y que se comprenda que cuando se reclaman espacios de visibilidad no se está reclamando tomar la palabra porque sí, sino que la palabra realmente sea dicha y expresada desde nosotras para poder eh, para poder interpretar realmente qué es lo que, y escuchar, también. O sea creo que tiene que ser una herramienta de ida y vuelta. Y está costando yo creo también, ahora más, y de nuevo se están poniendo en cuestión ¿no? todas esas dificultades de la relación entre los movimientos de personas que reclaman más derechos, y las que supuestamente nos los quieren dar, pero que no llega a haber una confluencia real, porque hay una … Hay unas cuestiones que, que creo que son intrínsecas a esto… Que cuando tu contexto hace, y tu realidad social y de clase, y de raza y de experiencia, eh, no puede estar a parte de lo que somos, ¿ no? Y de lo que entendemos como vida. Y en este momento que la vida de la gente de Europa, en particular, está viviendo estas crisis sistémicas tan descorazonadoras, tan … Con unos panoramas tan inciertos, con unas este, con unas luchas por la supervivencia también de lo que se reconoce como tu, tu este, tu forma de entenderlo todo ¿ no? Las relaciones sociales, laborales… Se está tambaleando todo en Europa. Entonces ese tambaleo yo creo que está provocando también esa falta de, no sé si de empatía, o de reconocimiento con cuestiones que nosotras planteamos, pero que viene de esa incertidumbre… Así es como yo lo veo. Así es como yo lo veo, y porque estoy rodeada de muchas mujeres también de … de diversa condición, de diversos lugares, de diversos países, y eso me hace… Me ha hecho pensar en este razonamiento. De que yo creo que vivir… y que también había una casi seguridad en mucha gente de las últimas dos generaciones europeas que creyeron en esa potencia europea de que Europea es todo ¿ no?
ÁNGELA: Fortaleza.
MARIANELLA: En esa Europa fortaleza. En esa Europa que todo lo podía. Esto que yo me rio mucho… El estado del bienestar ¿no? De que, como que esto era algo eh… que de acá para arriba. Y de …
ÁNGELA: “ Eterno progreso”
MARIANELLA: Exacto. El Progreso bien entendido desde el punto de vista de algunas personas que muchas de las seguridades que creía haber encontrado en su vida cotidiana, de tener un trabajo seguro, de tener una vida un poco vivible ¿no? De tener unas condiciones también psicológicas que te permitieran sobrellevar dificultades que vinieran, bueno nos hemos dado cuenta, y se han dado cuenta en el tránsito de que esto tambalea todo ¿no? Entonces esa dificultad por encontrar su propio lugar igual, que se está teniendo, quizás, creo yo, y quiero creer, que igual es el camino que nos haga confluir en algún momento y que la precariedad de las vidas, eh, está relacionado con otras cosas, y no con el lugar en el que nacemos.
ÁNGELA: Qué interesante esto que dices. De hecho te agradezco un montón todo lo que me has contado porque traía unas preguntas, pero me has abierto nuevas preguntas, y yo creo que es lo interesante de compartir.
MARIANELLA: Yo es un poco porque últimamente estoy hablando mucho de estas cosas con compañeras, y escribiendo mucho sobre estas maneras de sentir, igual que yo no soy dueña de ninguna verdad. Yo simplemente saco conclusiones de … De lo que vivo, eso es la que trato de hacer. Y yo creo que sí, que la pelea está en eso ¿no? En ese espacio que ahora es muy híbrido de… Que yo creo que eso es lo que termina de condicionar más que los movimientos estén como estén. Porque tenemos en este momento una diversidad de movimientos, de plataformas, de … pero que no terminan de confluir en nada común. Como si cada cosa fuera por separado, peleando su propia batalla ¿no? Y creo que esta es una batalla mucho más amplia. Y que decolonizar esa manera de entender las luchas como algo, de esto que es mío, que yo conquisté, que es mi espacio, que no quiero perder, tiene que ampliarse a muchísimo más…
ÁNGELA: Para seguir ganando potencia…
MARIANELLA: Para poder… Yo creo que es por ahí, pero bueno…
ÁNGELA: Pues no sé si hay algo que no hayamos hablado que también sea importante para ti plasmar…Entiendo que sintetizar una vida… Reflexiones, es complicado, y qué digo, y qué queda atrás, pero .. bueno el debate siempre abierto…
MARIANELLA: Claro, Yo creo que además de la escucha y las conversaciones, es de lo que, mira, esto lo hablamos mucho con la gente ésta que estuvo en casa, de Brasil, de la compañía Cría do Palco, que trabaja el teatro como herramienta de.. de reflexión ¿no? Y de potencia creadora, de cosas nuevas… y las conversaciones iban todas entorno a esto justamente. En compartir, reflexionar, escuchar, y crear estos espacios de reflexión necesarios a través de cualquier soporte, cualquier herramienta, cualquier cosa que se nos pueda ocurrir para poder, para poder sumar ¿ no? A esta forma de entender las relaciones que creo que nos ha jodido la vida mucho a todas ¿no? Y a todos. Esta forma de entender la vida tan parcializada.
ÁNGELA: Totalmente.
MARIANELLA: Este, y comprender también que el espacio-mundo en el que vivimos es un espacio que nos pertenece por derecho, que acá los derechos son los de poder vivir en este mundo de la forma que queramos o podamos, y de una forma que nos haga sentir plenas ¿no? y que eso no es estar pidiendo algo extraordinario ¿ no? O sí, o sí, o sí. Pero bueno…
ÁNGELA: Pero hay que seguir haciendo ¿ no?
MARIANELLA: Eso, seguir batallando y seguir.. Yo creo que cada una construimos esos espacios de resistencia que son imprescindibles para la vida.
ÁNGELA: Desde lo cotidiano.
MARIANELLA: Desde lo cotidiano, no hay otra forma de hacerlo, y con la gente que te rodea, y con lo que… con las herramientas que tengas a mano. Y las herramientas también se van construyendo en el camino con esa, con esa diversidad que vas formando el tránsito ¿no? No hay forma.